No puedo llegar a entender cómo es que el extranjero Victor Hugo (ya no lo siento como un argentino más) ha decidido meterse en el culo la coherencia y bajarse los pantalones al mendrugo del poder. Todo por unos mugrosos pesos, mire usted.
Desde que la yegua decidió censurar de manera abierta a los medios de comunicación con la Videlesca Ley de Medios audiovisuales para acallar las críticas virulentas y las moderadas por las dudas, este señor decidió alzar la bandera de la democracia (la democracia, no me hagan reir, si los peronistas siempre fueron fascistas autoritarios, como este gobierno que pretende controlarnos hasta las ganas de respirar) y alabar a esta ¿ley?.
Claro: Victor Hugo siempre quedó fuera del fogón. Nunca pudo trabajar para TyC, nunca para Clarín, nunca para LA NACIÓN (lo más prestigioso y creíble del país), apenas para el diario Perfil, que pese a ser un diario para pocos, es un diario que no corta ni pincha ni influye en la opinión pública de las masas. Hace 25 años cuida la quintita que tiene en radio Continental. Jamás se metió en política, recuerdo que en plena dictadura fue otro más de los cómplices silenciosos (está desde 1980 en el país: o sea que sabía qué se cocinaba acá) y nunca cuestionó al menemismo; viajó a todos lados gracias al 1 a 1...
De repente, empezó a bullanguear con la estafa al futbol argentino y le tiraba con balas de cebita a Clarín y a TyC; como casi todo periodista de nuestro medio, mucha denuncia al aire pero nunca a los estrados de la justicia como sí hacen en otros países en serio. Y de la noche a la mañana, se enamoró de esta ley mordaza. Por arte de magia, se acomodó en Telam con un hermoso sueldo pagado por todos nosotros... a un uruguayo.
Típico periodista demagogo chupamedias: jamás criticó como se debe a nadie y en cambio, buscó sumar amigos a la agenda personal. Bilardista de mierda, alabó al extremo las canalladas
de este hijo de puta que terminó de pudrir al futbol (sí, Bilardo).
No entiendo cómo pudo venderse al poder! Para mí, perdió toda credibilidad, ya que no es imparcial. Como repudio, dejé de escuchar la am 590. Después de leer la Ley Antimedios ¿cómo puede defender tamaña movida censurista?
Marche una ley de residencia y mándenlo de una patada en el ojete a Montevideo!!!!!
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